domingo, 7 de abril de 2013

De repente, el último verano

Imagen de impawards.com
Título: De repente, el último verano (Suddenly, last summer)
Director: Joseph L. Mankiewicz
Intérpretes: Elizabeth Taylor, Montgomery Clift, Katharine Hepburn, Mercedes McCambridge
Año de estreno: 1959

Voy a tener que dedicarme en serio a Tennessee Williams. Después de haberme impactado con la adaptación cinematográfica de Un tranvía llamado deseo y de la lectura de La gata sobre el tejado de zinc caliente, cuya versión en celuloide aún tengo pendiente de visionar, la historia narrada en De repente, el último verano ha conseguido convertirme en fan acérrima del atormentado dramaturgo estadounidense, tanto que ahora quiero recorrer el camino inverso con esta historia, y leer la obra de teatro que adapta.

La acción se desarrolla en Nueva Orléans, en 1937. El doctor John Cukrowicz, el joven y brillante neurocirujano del hospital psiquiátrico estatal, es llamado por una rica viuda de la ciudad, Violet Venable, que desea donar fondos al necesitado hospital a cambio de que Cukrowicz realice una lobotomía a su sobrina Catherine. Ésta se encontraba de viaje el verano anterior con el venerado hijo de la señora Venable, Sebastian, y enloqueció tras la muerte de éste en un pequeño pueblo costero en España. El médico accede a visitar a la joven, y durante su primera visita resulta evidente que sucedió algo durante ese verano que traumatizó profundamente a Catherine. Cukrowicz se propone a averiguar la verdad tras los confusos hechos acontecidos el último verano pese a la abierta oposición de la señora Venable a desentrañar la verdad.

De repente, el último verano (línea repetida por varios personajes a lo largo de la historia, haciendo hincapié en lo inesperado de la muerte de Sebastian) presenta algunos de los temas preferidos de Tennessee Williams, como la homosexualidad, la culpa y el sentido de posesión derivado de un amor extremo. De hecho, el primero de ellos se muestra de manera más explícita que en otras obras de Williams adaptadas anteriormente a la gran pantalla (concretamente, las dos ya mencionadas), pero la historia y su desarrollo poseen un eco a novela negra de lo más interesante; tanto la narración como las imágenes dan a De repente, el último verano, y en especial a su último tramo, en el que Catherine desvela lo sucedido en España, un aspecto verdaderamente perturbador de realización impecable gracias al elegante blanco y negro de las imágenes.

Las interpretaciones tienen un gran peso en la película, pues apoyan el extraordinario guión: Elizabeth Taylor devora los planos desde que aparece por primera vez, dotando a su personaje de una sorprendente fragilidad que contradice su apariencia segura de sí misma, y contrasta con una Katharine Hepburn que hace de su histrionismo un arma de doble filo para mostrar los dos lados de su personaje. El tercer gran intérprete de la trama, Montgomery Clift, ofrece un aspecto relajado, juega con su expresividad como su mejor baza y creando una increíble química entre Elizabeth Taylor y él mismo.

Puntuación: 10

1 comentario:

  1. Buf, estoy contigo en la reseña, es una señora película de principio a fin y un duelo de titanes en cuanto a interpretación. Estoy deseando poder verla otra vez. Besitos!

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