jueves, 14 de julio de 2011

Revisión: Cuentos de la Alhambra

Imagen de serviciosgate.upm.es
Título: Cuentos de la Alhambra
Autor: Washington Irving
Año de publicación: 1832
Editorial: Miguel Sánchez, Editor

Aunque nunca he vivido en Granada, me siento muy vinculada a dicha ciudad. Para mí, Granada y Sevilla son lo más bonito de Andalucía, pero si bien a esta última la estoy descubriendo más recientemente, Granada y yo somos viejas conocidas en un sentido más bien poético, ya que, aunque iba mucho allí de pequeña y no recuerdo gran cosa de aquellas visitas, siempre he sentido una estrecha relación con esta ciudad, probablemente porque mi madre y mis tíos sí que vivieron allí durante sus años de Universidad y guardan un grato recuerdo de entonces. Visité la Alhambra siendo muy pequeña, y fue entonces cuando mi madre me regaló este volumen de Cuentos de la Alhambra, un libro que, pese a estar escrito por un americano, es en Granada un libro profundamente típico, sobre todo para quienes visitan ese monumental castillo que es la Alhambra.

Washington Irving fue un famoso escritor e historiador norteamericano, muy conocido en su país de origen por los relatos Rip Van Winkle y La leyenda de Sleepy Hollow. Durante su juventud desarrolló un gran interés por la Historia española, particularmente por la invasión musulmana de la península y por la figura de Cristobal Colón, temas acerca de los que redactó varias obras. Fue tras la publicación de uno de estos libros cuando viajó personalmente a Granada y vivió durante unos meses en la Alhambra, que por aquel entonces era cobijo de todo tipo de personajes variopintos de la ciudad. Irving recogió durante esa época una serie de impresiones de las gentes y el lugar junto a un puñado de leyendas de la zona que reescribió un poco a su gusto, es decir, que se inspiró en historias que se contaban para intercalar relatos de ficción en los capítulos que detallan la vida en la fortaleza. A esta compilación de escritos la tituló The Alhambra: A series of tales and sketches of the Moors and Spaniards ("La Alhambra: una serie de relatos e impresiones de los moros y los españoles"). Cuando revisó la obra antes de su muerte, en 1851, le cambió el título al actual Cuentos de la Alhambra.

Como buen autor del XIX, y encima anglosajón, Irving ve España y todo lo español envuelto en un velo de romanticismo decimonónico que lo hace todo pintoresco. El escritor describe la Alhambra, que se hallaba prácticamente en ruinas, como un majestuoso palacio; los habitantes, gente muy pobre que vivía a la sombra de la fortaleza por carecer de otro hogar, como personas alegres y dicharacheras en su miseria, conocedores de cientos de historias, supersticiosos y siempre dispuestos a bailar flamenco (¿os suena el estereotipo?). No obstante, su visión es muy positiva, y se nota que al bueno de Irving le tiraba mucho la cultura española, ya que todo le gusta y todo lo encuentra interesante.

Entre estos pequeños ensayos encontramos los citados cuentos, historias inspiradas en las leyendas de la zona, generalmente asociadas a fastuosos tesoros ocultos por los moros mediante magia antes de abandonar la península. La magia en sí es el denominador común de estas historias, marcadas por el gusto orientalista de la época y el propio escenario en que se inspiró Irving. Muchas de las historias tienen personajes muy similares (la cristiana cautiva, el pobre honrado, el hechicero moro...) e incluso algunos se solapan y aparecen en varios relatos.

En resumen, Cuentos de la Alhambra es una pequeña e interesante muestra de narrativa decimonónica que combina el cuento y el ensayo de forma muy amena, y aunque no pueda decirse de este libro que sea la crónica más fiel de la España del siglo XIX, sí que nos da unas cuantas pistas sobre la manera de ver nuestro país por parte de los extranjeros en aquella época.

Puntuación: 10

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