martes, 15 de febrero de 2011

Vera, o los nihilistas

Imagen de valdemar.com
Título: Vera, o los nihilistas
Autor: Oscar Wilde
Año de publicación: 1880
Editorial: Valdemar

Tengo varios mentores. Ya sé que la gente normal sólo tiene uno, pero yo he conocido a varias personas a las que puedo considerar como tales. Irónicamente, un escritor al que jamás conoceré es una de esas personas; lo llamo mi mentor literario. Sí, claro que hablo de Oscar Wilde. Vale, sé que no me parezco a él lo más mínimo, pero sigo admirándole y me encanta perlar mis pensamientos (no tanto mis conversaciones) con alguna de sus fabulosas citas; una de ellas adorna este blog.

Como amante de Wilde que soy, tras devorar su única novela y todos sus cuentos (altamente recomendables), decidí echar por tierra mi propia opinión de que no me gusta leer teatro para hacerme con el volumen de Teatro completo editado por Valdemar. La reseña de la primera obra del mismo ocupa estas líneas.

Vera, o los nihilistas se desarrolla en Rusia, y la protagonista titular es una intrépida joven, hija de un posadero, que se adscribe al movimiento nihilista de Moscú para vengar a su hermano, arrestado y trasladado a Siberia por pertenecer a dicho movimiento de oposición al zar. Vera no tarda en convertirse en todo un símbolo de la revolución contra el totalitarismo, y ella misma es la delincuente más buscada de toda Rusia. Sin embargo, su percepción de dicha misión cambia cuando se revela la verdadera identidad de Alexis, un estudiante de Medicina adscrito a los nihilistas y del que Vera está enamorada: no es otro que el zarevich, el heredero al trono ruso.

Vera, o los nihilistas fue la primera obra de teatro que redactó Wilde, un verdadero fracaso en escena; todo lo opuesto a sus comedias posteriores. Se aprecia fácilmente en Vera que se trata de una obra de juventud, de aprendizaje: el drama bebe de unas fuentes shakespearianas fácilmente reconocibles, pero comienza a despuntar el afilado ingenio del dramaturgo, que pone en boca de sus personajes citas tan afiladas como "La vida es demasiado importante como para hablar de ella en serio", "El Cielo es déspota. Allí me sentiré como en casa" o "La indiferencia es la venganza del mundo hacia los mediocres", entre otras.

La inspiración para la obra procede de un acontecimiento real que tuvo lugar en la época y que alcanzó repercusión internacional: una joven rusa llamada, precisamente, Vera, disparó a un jefe de policía por arrestar a su novio, un estudiante nihilista. Durante el proceso salieron a la luz las espantosas torturas que dicho policía infligía a los presos en sus cárceles, y se vio obligado a dimitir, mientras que la joven fue absuelta. El resto es, para Wilde, literatura. Rusia era para Europa la viva imagen de una monarquía absoluta, y los nihilistas de Wilde no son literalmente eso, sino una especie de socialistas que luchan por la república en Rusia, pero para Wilde esta lucha no es más que una postura estética: la belleza de la revolución, Romanticismo. La ideología pasa a segundo plano, y se limita a formar parte del marco que rodea el desgraciado amor entre Vera y Alexis y las actividades clandestinas del grupo al que pertenece ella. En resumen: no es difícil darse cuenta de que Vera, o los nihilistas se encuentra a años luz de las piezas más inspiradas del autor, pero como obra de aprendizaje, es de las mejores.

Puntuación: 7

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