domingo, 20 de diciembre de 2009

Los mundos de Coraline


Título: Los mundos de Coraline (Coraline)
Director: Henry Selick
Intérpretes (voces): Dakota Fanning, Teri Hatcher, John Hodgman, Keith David

Año de estreno: 2009


Detesto que las distribuidoras se pongan de acuerdo para dedicarse a estrenar películas justo en la época de exámenes finales. Por esa razón me perdí Coraline cuando estuvo en cines, y no he tenido ocasión de verla hasta ahora. Se trata de una película que he recibido con muchísimas expectativas por tratarse de otra obra del director de Pesadilla antes de Navidad, una de mis películas preferidas cuando era pequeña.

¿Qué se puede decir del argumento de esta película que no se sepa ya? La protagonista es Coraline Jones, una niña de once años de edad que se traslada junto a sus padres a una antigua casa de alquiler conocida como Pink Palace. Coraline se aburre horrores en su nuevo hogar: sus padres no le hacen el menor caso, sus vecinos están chalados y el único niño de su edad es de lo más rarito. No obstante, Coraline realiza un apasionante descubrimiento cuando, para entretenerse, se dedica a contar el número de puertas de la casa, pues se topa con una de ellas que está sellada con el papel de la pared y tapiada. Sin embargo, durante la noche, Coraline encuentra la manera de atravesarla, y llega a un mundo en el que todo es exactamente igual que el que conoce, salvo porque la comida es más rica, los juguetes son más divertidos y las personas tienen botones en lugar de ojos. Y, por supuesto, porque la esperan sus Otros Padres, que desean que se quede con ellos para siempre... a cambio de un pequeño sacrificio: que se deje sustituir los ojos por sendos botones.

En mi opinión, Coraline puede parecer una película infantil, pero posee un trasfondo bastante inquietante e incluso terrorífico que puede llegar a asustar a los más pequeños. El argumento esconde una sabia metáfora que nos alienta a valorar lo que poseemos; podría traducirse como el clásico refrán "más vale malo conocido que bueno por conocer". Aunque no me he leído la novela, puedo sospechar que sus ciento sesenta páginas han sido adaptadas con bastante fidelidad en la hora y cuarenta minutos que abarca el filme.

En el campo técnico, Coraline exhibe un magnífico nivel en lo referido a la animación en stop-motion, dando un aspecto de lo más realista a detalles complejos como el agua. Estéticamente, Coraline resulta muy grata de ver, sobre todo gracias a la dicotomía entre el desvaído mundo real y el colorido Otro Mundo, que personalmente me recuerda a El mago de Oz, con Kansas en blanco y negro y Oz en un Technicolor casi chirriante, pero no por ello desprovisto de encanto.

Puntuación: 7

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