miércoles, 29 de julio de 2009

Matar un ruiseñor


Título: Matar un ruiseñor
Autor: Harper Lee

Año de publicación: 1960

Editorial: Zeta

Todo empezó con Capote. Esta película me reveló la figura del escritor Truman Capote, del que he leído tan sólo una obra, Música para camaleones, que sin embargo se sitúa entre mis predilectas. No obstante, en esta película aparece un personaje secundario (muy secundario) pero íntimamente ligado al protagonista, que en la vida real ha demostrado ser un personaje de renombre. Se trata de Harper Lee, que con tan sólo una novela conquistó el prestigioso Premio Pulitzer y la gloria. Poco después de su publicación, se estrenó una película que adaptaba dicha novela. Y fue a través de la misma como descubrí la conmovedora historia de los hermanos Finch y de su padre, Atticus. Me gustó tanto que me propuse leer la novela original.

Jean Louise Finch, más conocida como Scout, vive con su padre, el abogado Atticus, su hermano mayor Jem y su criada Calpurnia en Maycomb, Alabama. En su narración rememora una serie de acontecimientos ocurridos en el pueblo durante los años treinta; éstos se centran en la defensa que realiza Atticus de un hombre negro acusado de violar y golpear a una joven blanca y la repercusión que esto tiene para los Finch, además de otros asuntos más propios de los niños de la edad de Jem y Scout, como la amistad con Dill o su intento de ver a Boo Radley, un joven del que se dice que vive encerrado en su casa debido a su locura.

A través de los tres años en los que se desarrolla la novela, los niños protagonistas van adquiriendo una conciencia de la justicia a través de las enseñanzas de su padre que enlaza con la pérdida de la inocencia cuando al contemplar, impotentes, cómo una persona inocente es condenada por un crimen que no ha cometido. Además, en esta obra podemos percibir el ambiente en los pueblos norteamericanos en época de la Gran Depresión, las costumbres propias de ese país que nació en el siglo XVII y cómo, aún en esa época, la población negra era sometida a una severa segregación.

Aunque no se trata de una novela netamente autobiográfica, al parecer sí que contiene detalles tomados de vivencias de la propia Harper Lee. Hubo un caso similar al de Tom Robinson en las cercanías de su ciudad de origen (también en Alabama), su padre era un abogado que tuvo que defender un caso complicado y el personaje de Dill está claramente basado en su mejor amigo durante la infancia: Truman Capote. Qué duda cabe de que resulta complicado escribir sin filtrar algo acerca de uno mismo; en opinión de Lee, todos los libros deberían escribirse así.

No quisiera resultar reiterativa, pero opino que el adjetivo que mejor define a Matar un ruiseñor es conmovedora. La historia se desarrolla de manera pausada pero sin resultar cargante, y la perspectiva de los acontecimientos vistos a través de los ojos de una niña, pero rememorados por una adulta, le da ese toque que hace pensar en cuando contamos (o nos cuentan) algo que sucedió durante la infancia de uno: lo vimos de una manera, pero el tiempo nos hace percibir muchas cosas que en aquel momento pudieron pasarnos desapercibidas. Si de algo estoy convencida, es que Matar un ruiseñor, ya sea en su versión literaria o cinematográfica, es un clásico imprescindible. Una verdadera lección de justicia y solidaridad.

Puntuación: 9

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